El fútbol, muchas veces considerado un espacio de unión y pasión colectiva, también arrastra problemáticas sociales que trascienden el deporte. En una reciente entrevista con el medio paraguayo ABC Cardinal, el delantero Ángel Romero —capitán del Corinthians y una de las figuras del fútbol brasileño— hizo declaraciones impactantes sobre el racismo que vive a diario.
“Brasil es el país con más racismo”
Romero, quien ya lleva más de 320 partidos en el Corinthians, no dudó en señalar que Brasil, a pesar de su diversidad cultural y étnica, sufre una grave crisis interna relacionada al racismo. “Acá (Brasil) es el país con más racismo”, afirmó sin titubeos.
Racismo cotidiano: no es un caso aislado
El delantero relató que constantemente enfrenta discriminación por su nacionalidad: “Yo vivo eso a diario. Discriminaciones, preconceptos, todo tipo de insultos contra mi país, contra mi nacionalidad”. La crudeza de sus palabras refleja una realidad que afecta no solo a futbolistas extranjeros, sino también a miles de personas en distintos sectores sociales.
Orgullo por sus raíces guaraníes
A pesar de los insultos, Romero expresó con firmeza el orgullo que siente por su identidad: “Si me dicen ‘indio’, yo tengo mucho orgullo de ser paraguayo, ser ‘indio’, de tener esa raza guaraní”. Sus palabras resonaron en redes sociales y medios internacionales, generando apoyo y reflexión sobre la importancia del respeto a las raíces y culturas latinoamericanas.
Si me dicen ‘indio’, yo tengo mucho orgullo de ser paraguayo, ser ‘indio’, de tener esa raza guaraní
Crítica interna a la sociedad brasileña
Romero también apuntó contra la hipocresía de quienes señalan el racismo en otros países, pero no enfrentan el problema puertas adentro: “Ellos se preocupan más por lo que pasa afuera… Pero acá, internamente, los brasileños son muy racistas también entre ellos”. Esta observación, lejos de ser una crítica gratuita, pone sobre la mesa un tema estructural que Brasil —y muchos otros países— necesitan abordar con urgencia.
¿Qué se puede hacer desde el deporte?
El caso de Romero es uno entre muchos. El fútbol puede y debe ser una plataforma para visibilizar injusticias y construir una cultura de respeto e inclusión. Las instituciones deportivas, los clubes y las federaciones tienen la responsabilidad de educar, sancionar y proteger a sus jugadores frente a la discriminación.