José Daniel Escobar Bogado tenía apenas 21 años. Era un joven trabajador, respetado, sin vicios, con sueños como cualquier otro. El 30 de abril fue a su trabajo en la empresa Indufar hasta las 14:30. Más tarde, se preparó para asistir a un festejo que su lugar de trabajo organizó por el Día del Trabajador. No era alguien de fiestas largas, ni de amanecer en bares. Simplemente fue a compartir un rato con sus compañeros.
En la madrugada del 1 de mayo, alrededor de la 1:00 AM, mientras se retiraba para volver a casa, tomó la , calle Gaspar Rodríguez de Francia cruzando por la Ruta Mariscal Estigarribia en San Lorenzo. El semáforo le dio paso, pero nunca llegó a su destino. A las 01:27 AM, José Daniel fue brutalmente embestido por Pedro Antonio Benítez Portillo, un hombre de 44 años, oriundo de Capiatá, quien cruzó en rojo, manejaba a alta velocidad, y lo hizo por el medio de ambos carriles, violando todas las normas posibles.
Pedro Benítez dio 0.747 mg/l en el alcotest, una clara evidencia de que conducía bajo los efectos del alcohol. Iba al volante de un vehículo Toyota IST, que ni siquiera estaba registrado a su nombre. Lo que ocurrió después fue una tragedia: José salió despedido por los aires, golpeando brutalmente una columna de hormigón de la ANDE. La escena fue tan fuerte que un motociclista, testigo del hecho, tuvo que intervenir para evitar que el conductor huyera.
Mientras tanto, José quedó gravemente herido en la vía. Y el conductor, lejos de auxiliarlo, se preocupó únicamente por el estado de su vehículo. Una clara omisión de auxilio. En minutos, llegaron los oficiales de la Comisaría 1ra de San Lorenzo junto con los agentes Lince y procedieron a la aprehensión del autor del hecho.
Un trabajador de delivery de Pedidos Ya —a quien la familia desea encontrar y agradecer— acompañó a José en los momentos posteriores al accidente, mientras esperaban la ambulancia. A los 11 minutos del impacto, llegó una unidad precaria de bomberos de la Agrupación A-1 de San Lorenzo para trasladarlo al hospital de Calle’i, donde fue entubado y drenado de urgencia. Luego, fue derivado al Hospital de Trauma.
Mientras todo esto pasaba, la familia de José no sabía absolutamente nada. Su mamá, Graciela Bogado, comenzó a llamarlo sin parar. Finalmente, un bombero atendió el celular. Era Gustavo Bogado, quien entregó la billetera y el teléfono y explicó, con reservas, lo sucedido. Dijo, entre otras cosas, que José no llevaba casco, algo que su familia rechaza: José era extremadamente cuidadoso, al punto que se negó a usar su moto por 8 meses porque no tenía un casco que lo protegiera bien.
El hospital fue notificado, y la familia —entre lágrimas, confusión y desesperación— llegó cerca de las 8:00 AM. A las 9:40 AM, se les informó que José había fallecido. El motivo: shock hipovolémico, tras una hemorragia interna que su cuerpo no pudo resistir.
En medio del dolor, aún en estado de shock, un guardia del hospital los echó porque estaban llorando. “¿Eipota pio ropuka ha ajeroky mba’e, nde infeliz?” —le respondió uno de los hermanos, incapaz de contener la rabia y el dolor. Afortunadamente, el suboficial Arnaldo Benítez, único funcionario empático de la institución, los contuvo y los ayudó a recuperar algo de dignidad en ese momento devastador.
“Después de recibir la trágica noticia caimos en llanto, hasta que un guardia payaso nos hechó del lugar por estar llorando, alegando que eso está prohibido acá, le llevé a mi hermana destruida en mis brazos mientras la rabia y el dolor me carcomian le dije “Eipota pio ropuka ha ajeroky mba’e, nde infeliz?” El hospital jaré nos debe una disculpa”
Pese a toda la espera, recién a las 16:00 pudieron ver el cuerpo de José. En vez de volver en su moto, volvió en un ataúd. La escena fue tan dolorosa como absurda. Mientras la familia preparaba el velorio, el responsable del crimen ya se encontraba en su casa, bajo prisión domiciliaria, gracias a una medida de la jueza María Elena Cañete, ordenada al día siguiente del fallecimiento.
¿Dónde está la justicia cuando un asesino ebrio que mata a un inocente duerme en su cama mientras nosotros enterrábamos a nuestro ser querido?
La fiscal María Genoveva había ordenado prisión preventiva, pero esa esperanza duró muy poco. La familia consiguió pruebas claras en video, incluso grabaciones del 911 y de una sucursal de Chacomer que muestran con claridad la irresponsabilidad criminal de Pedro Benítez.
A pesar de todas las evidencias, la justicia parece tener los ojos vendados. Por eso, hoy contamos esta historia. Porque José Daniel merece que se sepa la verdad. Porque su memoria no puede ser olvidada. Porque esto no puede volver a repetirse.
🕯️ Justicia para José Daniel.
¿Sabés qué más? El sujeto ahora anda diciendo que su señora era la que estaba al mando del vehículo, y que él solo quiso cubrirla para salvarla, ¡Cagón y cobarde! En el video de la cámara se ve claramente que él baja del asiento del conductor, y no había absolutamente nadie más en el asiento del acompañante. El propio oficial que estuvo presente confirmó eso. ¡Qué vergüenza! ¡Cobarde! ¡Cagón! ¡Encima de asesino, mentiroso!
“Su vida no puede valer menos que el confort de un criminal.
Exigimos prisión real para Pedro Benítez y un juicio justo.” Agregó el hermano en una entrevista para Angiru.net