Tras varios años de bajantes históricas, el río Paraguay finalmente muestra señales de recuperación. Este viernes 16 de mayo de 2025, el nivel del río en el Puerto de Asunción alcanzó los 3,78 metros, superando el nivel considerado normal (3,50 m), según datos oficiales. Esta crecida se debe principalmente a las lluvias intensas en el Pantanal brasileño y en las cuencas alta y media del río, lo que alimenta su caudal aguas abajo.
La noticia trae esperanza en ciertos sectores, especialmente en el ámbito del transporte y la pesca, pero también genera preocupación en comunidades ribereñas vulnerables.
Impacto en las comunidades ribereñas
La crecida ya comenzó a sentirse en distintos puntos del país:
Asunción: La Municipalidad activó la alerta amarilla y ha iniciado los primeros operativos de evacuación preventiva. Varias familias que viven en zonas bajas ya fueron trasladadas a albergues provisorios.
Concepción: Nueve familias de la comunidad de Isla Bonita-Chaco’i fueron reubicadas con el apoyo de la SEN y los bomberos voluntarios.
Las autoridades temen que, si las lluvias persisten en la región norte, el nivel del río podría seguir subiendo y alcanzar niveles de alerta naranja en los próximos días.
¿Cómo afecta esta crecida a la economía del país?
El fenómeno tiene dos caras:
Lado positivo: Durante los últimos tres años, la bajante del río generó serios inconvenientes para la navegación fluvial, clave para el comercio paraguayo. La actual crecida favorece el tránsito de barcazas, mejora la logística de exportación de granos y reduce los costos de transporte. Además, beneficia a la actividad pesquera.
Lado negativo: Si el nivel del río sigue creciendo de manera acelerada, podría afectar los cultivos cercanos a las zonas costeras, causar inundaciones en barrios enteros y obligar al Estado a movilizar mayores recursos para la atención humanitaria.
¿Estamos preparados para lo que viene?
El sistema de emergencia está en marcha, pero el desafío es grande. La Secretaría de Emergencia Nacional (SEN), junto con los municipios y organizaciones civiles, está habilitando refugios, entregando kits de alimentos, chapas y colchones, y monitoreando zonas vulnerables.
Sin embargo, muchos paraguayos viven en condiciones precarias, con viviendas improvisadas en zonas inundables. La situación evidencia una vez más la necesidad de un plan urbano más sostenible, que priorice la prevención y el respeto a las zonas de riesgo.
La crecida del río Paraguay no es solo un fenómeno natural: es también un llamado a la acción. Nos muestra que la naturaleza tiene ciclos, pero que la respuesta humana debe ser rápida, coordinada y empática. No todas las familias pueden reubicarse fácilmente; muchas dependen del río para sobrevivir, y otras no tienen a dónde ir.
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